lunes, 7 de julio de 2008

Lo debil se hace fuerte


Cuando vivía en Inglaterra, en ocasiones, venía a pasar las vacaciones a España con mis padres. Yo era una cristiana “bebé”, esto es, recién convertida; y mi hermana era católica carismática. Un día ella me invitó a su grupo de oración y enseñanza. Mientras nos dirigíamos al lugar caminando, le comenté que notaba como los discos de mi columna vertebral se iban
debilitando. Su marido, que es médico, ya me había diagnosticado que esa dolencia se debía al accidente de coche que había tenido con anterioridad, y que a los cuarenta años acabaría en una silla de ruedas. Cuando llegamos al local, empezaron a orar, y después tuvo lugar la enseñanza. De repente, noté debajo de mi columna como si una aguja con un hilo me fuera cosiendo todas las vértebras hasta llegar arriba. En ese momento sentí que mi columna estaba fuerte como nunca. Me quedé tan parada que no dije nada. Al salir, en el camino de vuelta a casa, le dije a mi hermana lo que me había sucedido. Desde entonces no he vuelto a sentir debilidad en mi columna, sino que sigue manteniéndose totalmente fuerte.

Ana Taylor

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