domingo, 19 de julio de 2009

Todo es posible para Dios

Cuando llevaba 5 años de casada me quedé embarazada, pero el embrión estaba creciendo en una de las trompas. Después de una semana con perdidas decidí ir al Hospital, al cabo de un rato después de hacerme las pruebas necesarias tenía a 10 doctores a mis pies para explicarme lo sucedido, porque no sabían cómo seguía viva cuando tenía 1 litro de sangre esparcido en mi interior ya que la trompa estaba rota y el feto muerto.
Enseguida me operaron y pude darle gracias al Señor por cuidarme y permitirme seguir viviendo.
Pasados 2 años tuve una experiencia similar, tuve otro embarazo ectópico en la otra trompa, con lo cual también me la extirparon.
Después de esa segunda intervención me invadió una gran nostalgia y tristeza ya que quería tener hijos con mi esposo y juntitos crear una familia. Cuando le conté a mi madre y pastora lo que me pasaba ella se puso en mi piel y clamó al Señor para que apartara de mi toda tristeza y dolor, y me confirmó ( profetizó) que el Señor me iba a dar todos los hijos que yo quisiera. Enseguida mi vida cambió, volvió la alegría, el gozo y la paz que solo Cristo puede darnos y volví a ser la niña del Señor.
Al cabo de dos años me llamaron del Hospital Clínico y me presenté para hacerme la fecundación invitro (sin coste alguno). No me sacaron muchos embriones fecundados pero eran los suficientes en la cuenta que tenía preparada el Señor.
En el primer intento me quedé embarazada de un niño precioso, Brian. (Me congelaron 6 embriones fecundados).
Las pruebas continuaron y una noche salí del trabajo hacia el hospital porque tenía perdidas muy suaves; el médico me diagnosticó desprendimiento de placenta, con lo cual tenía que estar en reposo absoluto.
Aquella noche mientras dormía sentí malestar y amanecí con toda la sábana manchada de sangre, la tristeza se apoderó de mí y llamé a mi madre y pastora espiritual; ella oró y clamó a nuestro gran Dios y en todo el embarazo no tuve ni una sola pérdida de sangre, todo se estabilizó.
Casi finalizando la gestación los doctores me tuvieron ingresada porque yo era cada vez más grande y el niño no crecía, me hicieron la miosintésis porque tenían que descartar que el niño no venía con problemas mentales. Esa prueba fue muy fuerte porque me tuvieron bajo tensión durante tres días; nuevamente el Señor se glorificó y mi niño era un niño perfecto para la gloria y honra de mi Señor.
En el segundo intento después de descongelar los embriones solo se pudieron aprovechar tres de los seis embriones congelados; el resto no eran aptos. Me los pusieron, durante la intervención le pregunté a la doctora cuando me darían el cambio de medicación a lo cual me contestó: <>.
Rápidamente le dije que yo volvería a buscar mi nueva medicación porque me iba a quedar embarazada, y así fue eché mano de la fe en mi Dios, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. De ese intento salieron Gerard y Havana, nuestros mellizos.
Hoy le doy tantas gracias al Señor por lo que ha hecho en mi vida, por darme un marido tan cariñoso y atento, y por darnos estos tres preciosos niños que tanto queremos.
Ahora le pedimos que nos enseñe a educarlos en su camino y que nos de la sabiduría que viene de él para que vean al Señor a través de sus padres y que nunca se aparten de Él.

Cada vez que conozco a alguien con problemas de fertilidad mi boca se abre para dar este gran testimonio glorificando al Señor y guiando a otros para que vean que para Dios no hay nada imposible.
Marcos 10:27 Para los hombres es imposible, más para Dios no; porque todas las cosas son posibles para Dios.


Yamila Cabrera

Despiste

Recién convertida en uno de los cultos se paró un hermano y pidió al Señor que cuidase de los niños, para mis adentros me inquieté y me dije:
¿Por qué pedir por los niños cuando son inofensivos y no andan metidos en el mundo, su inocencia les declara que son santos y buenos delante de los ojos del Señor?
Para mi sorpresa lo que yo no sabía es que el Señor me estaba preparando para una tremenda prueba.
Al día siguiente estaba con mi sobrinita de apenas 1 año en casa de una vecina esperando una llamada de mi esposo, cuando me despisté y mi sobrina se cayó desde un primer piso de altura, en eso llegaba uno de mis hermanos y la cogió rápido y se la llevó de urgencias en un coche que pasaba por allí. En la esquina estaba la mamá de la niña que la pudo acompañar hasta el hospital.
Mi madre estaba orando con una vecina en una habitación. Cuando oyó mis gritos salió y me dijo que dejase de gritar que lo que teníamos que hacer era orar al Señor que todo lo puede para que nos ayude, rápidamente me acordé de aquella petición que hizo aquel hermano y solo confié en que el Señor ya había contestado a aquella petición.
Después de orar y tratar de encontrar el Hospital donde atendían a mi sobrina por fin los encontramos y mi cara se transformó en un ¡Gloria al Señor! por el milagro que había hecho en mi vida Mi sobrinita estaba en perfecto estado.
Yamila Cabrera

Sanidad de mi columna vertebral

Vivía en Inglaterra y de vez en cuando venía a pasar las vacaciones aquí con mis padres, yo era una cristiana “bebé” y mi hermana era católica carismática, ella me invitó a su grupo de oración y enseñanza, mientras andábamos le comenté que notaba como los discos de mi columna vertebral se iban debilitando, su marido que es médico ya me había dicho que eso era el resultado del accidente de coche que había tenido y que a los cuarenta años acabaría en una silla de ruedas. Cuando llegamos al local empezaron a orar después empezó la enseñanza, y de repente noté abajo de mi columna como si una aguja con un hilo me cosiera todas las vertebras hasta llegas arriba, en ese momento sentí que mi columna estaba fuerte como nunca, me quedé tan parada que no dije nada, solo al salir cuando íbamos de vuelta a casa se lo dije a mi hermana y desde entonces no he vuelto a sentir debilidad en mi columna sino que sigue manteniéndose fuerte.


Ana Taylor

¿Qué tengo que buscar Señor?

Cuando me separé de mi marido iba a misa cada viernes, una chica de allí me dijo: <>… y a mediados de Febrero de 1991 fui a mi primera reunión de oración (católica carismática). Mi sorpresa fue cuando vi que las oraciones eran espontáneas y alababan al Señor cantando, mi vida cambió, porque empecé a tener una relación con Jesús.
Cuatro o cinco meses más tarde estaba durmiendo en el suelo porque me dolía la espalda fue entonces cuando sentí que algo me penetraba en el corazón y oí una voz que me decía << Busca Ana, busca>>; y yo le decía ¿Que tengo que buscar Señor?. Tenía una alegría desbordante, luego supe que era el Espíritu Santo.
A partir de ese día mi vida cambió porque tenía una ansiedad dentro de mí de conocerle más; entonces conocí a un grupo de evangélicos y poco a poco comencé a ir a su iglesia que es la que ahora estoy (Asambleas de Dios, New Live) y allí me bauticé, pues tenía un deseo enorme de hacerlo.

Ana Taylor

Accidente de coche

Íbamos mi amiga y yo a celebrar la verbena de San Juan (ya que las dos habíamos roto con nuestros novios), cuando tuvimos un trágico accidente de coche. Mi amiga murió en el acto y yo salí despedida quedando totalmente inconsciente. Los de la ambulancia pensaron que las dos estábamos muertas y nos taparon, pero después alguien me destapó para comprobar que realmente había muerto y entonces fue cuando vio que respiraba.
En aquel tiempo mi hermana era medio novia del director de urgencias del Hospital San Pablo de Barcelona (el hospital donde me llevaron), al enterarse de lo que me había sucedido fue al hospital para saber cómo estaba. Mi cara había quedado tan desfigurada que no se podía distinguir ni mi sexo, ni mi edad. Después me llevaron al quirófano me operaron la nariz y me enyesaron las dos piernas; la izquierda porque me trituré el tacón, y la derecha porque no tenía carne. También me enyesaron el brazo derecho y me llevaron a cuidados intensivos donde estuve dos o tres días inconsciente, hasta que un día me desperté, miré y me vi enyesada y llena de tubos y solo tenía el brazo izquierdo libre. Fue entonces cuando me di cuenta que había tenido un accidente y que no me había muerto, por lo tanto me dije: Dios me quiere aquí por algo, entonces pensé <> y empecé a cantar. Cuando me desperté se lo comunicaron a mi familia fue entonces cuando vinieron pero nos teníamos que ver a través de una ventana pequeña y cuando me preguntaban cómo estaba yo decía << ¡muy bien! >> ( Yo no sabía cómo estaba, pero decía que estaba muy bien) intentaba ser optimista al 100 por 100, tanto que a las 24 horas me sacaron de allí y me subieron a una habitación. Recuerdo que todo el trayecto que había de la U.C.I. a la habitación fui cogida de la mano de mi padre y cantando cánticos al Señor, aunque no era consciente de lo que hacía, pues todavía no había entregado mi vida al Señor solo era una persona religiosa.
Me pasé más de dos meses sin poder moverme de la cama, sin poder comer y casi sin poder hablar, pues me habían cosido la boca ya que también me había roto el paladar.
A pesar de lo mal que lo pasé, siempre estaba muy animada y contenta. Cuando me quitaron los yesos de la pierna izquierda y el brazo me mandaron a casa, pero con la pierna derecha enyesada no podía andar, así que iba con muletas. Seis o siete meses más tarde fui al hospital para que me hicieran un trasplante de hueso, para unirme la pierna con el pie. Durante todo este tiempo que (que duró un año y once meses), mis amistades nunca me vinieron a ver, y yo me sentía molesta, pero no herida porque un día de repente vinieron al hospital y mi reacción al verles fue decirles <> y me quedé tan tranquila hablando con ellas como si nada hubiese pasado. Ahora entiendo que esto no podía venir de mí, sino solo de Él, de Su amor.
A pesar de ser inválida el Señor me ha dado la fuerza y la alegría, a pesar de que aun le pido que haga el milagro y me sane; que me restaure los pies como los tenía antes. Después de treinta y ocho años le doy las gracias por su misericordia y su gracia, pues yo me considero normal y tengo la gran suerte de que cuando no me encuentro bien y tengo dolor Él siempre me ayuda y está conmigo en mi dolor, en mi alegría y en mi paz.


Ana Taylor

El Señor me lo mostró en sueños

Yo trabajaba en una bodega de etiquetadora, en la cual daban dos años para postular a un trabajo dentro de la empresa. El hermano del gerente trabajaba como compañero mío y un día el Señor me mostró en sueños un campo de lechugas, él las pisaba pero yo iba por la cuneta para no pisarlas y le decía a él que no las pisara. Justo al mes despidieron al gerente y a su hermano, y a mí me pasaron a un puesto más cotizado que había en la bodega; lo normal es que hubiera tenido que esperar dos años para ese puesto y el Señor me lo dio en cinco meses. Después el Señor me mostró en sueños a la gerente nueva que me llevaba en una moto con sidecar por una montaña cuesta arriba, al mes siguiente la gerente me ofreció pasar a la tienda que era una de mis aspiraciones, estuve allí trabajando tres años. Otra vez el Señor me habló en sueños y soñé que dentro de la tienda nevaba, en aquel momento no supe interpretar el sueño, justo al mes la tienda cerró.
Cuando me aconteció esto todavía no había tenido un encuentro con el Señor, pero eso no fue un impedimento para que Él me hablara, a partir de ahí empezó a tratar el Señor conmigo.
Magdalena

Él conoce nuestros deseos

Tengo una vecina que se llama Carmen, por la cual siempre estaba orando. Un día surgió que me pidió que si podía hecharle una mano para limpiarle la casa y le dije que sí y estuve yendo unas cuantas veces, como de costumbre en mi le di un folleto y le hablé del Señor muy por encima porque era muy reacia a estas cosas, pero luego seguí tratándola hasta que llegó el momento y le regalé una Biblia. Para sorpresa mía ella me dijo que siempre quería tener una Biblia y yo me quedé toda emocionada de ver la mano de Dios como obra.
Alida Ortega

En las manos de Dios

Todo empezó hace ya unos meses atrás, a cerca de unos 158 soldados aproximadamente y la mayoría de ellos con más tiempo que yo. A mí y a unos cuatro más nos seleccionaron para el carné de conducir militar; era algo inesperado y un milagro porque todo esto va por antigüedad.
Pasado el examen teórico el cual aprobé gracias a Dios, nos enviaron a la base de Sant Clemente, cerca de Figueres. Allí teníamos que sacarnos el carné en un mes (el práctico), pasaban los días y no veíamos el dinero de las dietas por ningún lado; al estar comisionados allí, el dinero se me acabó y tenía que pagar comida, desayuno y cena. El brigada que estaba al mando de la comida nos dijo que no nos preocupásemos que nos la descontarían de las dietas, no hacía falta pagar de inmediato, (eso fue otro milagro), pero unos de los mejores fueron los siguientes: fui a Barcelona para estar el Domingo en la iglesia, esa misma tarde tendría que volver en tren, más un taxi hasta la base, y seguía sin tener dinero, oré a Dios en el culto desde mi corazón diciendo:<< Tú sabes todas las cosas y el motivo de mi problema, Tú me pusiste en el curso y sé que no me dejarás, en Tus manos pongo mi necesidad, Tú lo sabes, amén.>> Al finalizar el culto estaba hablando con mi novia, nadie sabía la necesidad que pasaba, pero Dios ya sí, de repente una hermana me llevó a parte de la mano y me dio algo de dinero, no lo quise aceptar pero me dijo que lo sentía en su corazón el dármelo, entonces reconocí que Dios obraba otro milagro más en mi vida, le expliqué a esa persona mi necesidad y como Dios la había usado para darme ni más ni menos el dinero que me hacía falta para ir a la base y volver para el Domingo siguiente.
Debido a ese momento empecé a ayunar por las mañanas a orar y buscar más el rostro de Dios en Su Palabra.
Un cabo primero de Sant Clemente, un hombre robusto y mayor, siempre que conducía sabía sacar algún defecto en mi conducción y como consecuencia de esto me daba golpes en la cabeza, pero a partir del momento del ayuno y acercarme más a Dios, todo cambió, se llenó de paz y hasta decía a sus superiores que era de los que mejor conducía.
Más adelante pedí al Señor que tenía carga por la gente de España y quería darles testimonio, el Señor me permitió días antes de los dos exámenes finales, compartir testimonio con dos compañeros míos. Uno de ellos se me burlaba, pero no pasaba nada, simplemente le dije que oraré más por él; el otro sabía ya del mensaje, pero no creía en Él. Al final entusiasmado me dijo que visitaría mi iglesia (Después de que hablamos de que Dios era más que alguien lejano, era mi Dios). Doy gracias a Dios por haberme brindado la oportunidad de hablarles. Horas más tarde me encontré con una creyente más, en su iglesia había división, mientras hablábamos oré por ella y sus hermanos, orad también por ella a más a más pasa un momento delicado, se llama Nayara.
Esta experiencia me enseñó que Dios tiene Su pueblo preparado en este lugar.
Finalmente llegó el día del examen, me puse en las manos de Dios y… aprobé mi examen. Al fin lo conseguí, ya tengo el carné de coche.

Ramón Frizat Álvarez

Dolores de cabeza

Por lo menos hace ya cuatro años que vivía en Perú, donde de vez en cuando tenía algunos dolores de cabeza, algunos de ellos muy fuertes; por eso mi papá a veces me regañaba (gritaba, llamaba la atención) ya que él decía que esos dolores eran a causa de no comer a mis horas, él se basaba en que yo los Domingos jugaba al fútbol desde la mañana hasta la tarde y llegaba a comer a las 17:00h y a él no le gustaba. Para controlar esos dolores me tomaba una pastilla y ya era bastante para mí, ya que no me gusta mucho tomar pastillas. Cuando llegué aquí a España aún me daban aquellos dolores a pesar de que no jugaba mucho; pero lo maravilloso fue un día en que en la televisión encontré un canal cristiano donde un predicador acababa de compartir la Palabra y comenzó a orar habiendo dicho que si alguno estaba enfermo que orase también en donde esté, y yo me puse a orar también y cuando terminó de orar no recuerdo si especificó que una persona que tenía dolores de cabeza y había estado orando fue sanada, lo que sí recuerdo que dijo que Dios había sanado a aquella persona que había estado orando.
Yo no sé si fueron miles o diez los que oraron también, más lo que sí sé es que el Señor me quitó esos dolores de cabeza y gracias a Él esos dolores ya no están.
La Gloria sea para Dios.
José Carlos

El poder de la oración

Y orad unos por otros para que seáis sanados;
La oración eficaz del justo puede mucho.
Santiago: 5: 16

El 18 de Julio del 2007, mi hijo y yo nos levantamos pronto para ir a nuestros respectivos trabajos; hicimos nuestro devocional, desayunamos y salimos juntos, Él cogió su bicicleta y yo me despedí y me fui a coger el metro; hacía unos 15 minutos que nos habíamos separado y estaba saliendo del metro, cuando mi móvil sonó, contesté, y al otro lado una señora me preguntaba, << ¿Berta Bohórquez? >> sí contesté, ¿Es usted la madre de Camilo? Sí, volví a contestar. Me dijo <>. ¡Oh! Dios mio, ¿Dónde está mi hijo?, << en la calle República Argentina, frente al Caprabo>> gracias, voy para allá inmediatamente.
Cogí un taxi mientras mis pensamientos iban de allá para acá.
¡Dios mío que habrá pasado! El taxista hizo lo que pudo por llegar rápido y así fue. Cuando llegué vi a mi hijo sentado con una bolsa de hielo en la boca y mucha sangre; también varias personas que me preguntaban si yo era su madre.
Ya habían llamado a la ambulancia y a la policía, me acerqué a mi hijo y le dije ¿Hijito cómo estás? él estaba consciente, no sabía exactamente que le había pasado, su boca sangraba y tenía un diente roto en su mano. Lo primero que me dijo; <>, ¡Qué maravilla! En medio de la incertidumbre de no saber el alcance del accidente ni que le había pasado, él tenía claro que los primeros auxilios venían del cielo, orar hablar con Dios, si Él tenía el control, todo iría bien. Ni un cabello de su cabeza caería sin que Él lo permitiera, así que en medio de la gente que nos rodeaba, nos tomamos de la mano y nos pusimos en sus manos. Confiamos a Ti nuestras vidas Señor tuyos somos. El siguiente paso que hice fue llamar a mis pastores para que también orasen por nosotros, y a partir de ahí, vino la ambulancia, me hicieron muchas preguntas y nos llevaron al hospital. Cuando lo entraron a urgencias, a mí me mandaron a la sala de esperar, en este tiempo pensé que la vida de una familia puede cambiar en un momento, la vida no nos pertenece, ni la de nuestros hijos; pero que precioso era saber que pertenecía a la familia de la fe, que en ese momento la voz se iba pasando a través de llamadas y mensajes de unos a otros, orar por Camilo, ha tenido un accidente, y empezaron a llamar mis pastores, hermanos… Berta estamos orando por vosotros ¿Cómo estáis? ¡Oh Dios mío que paz!, que alivio, no estábamos solos, las voces de Su pueblo estaban delante de Dios clamando por nosotros, y Dios intervino, no se hizo esperar ya que el parte médico fue: labio roto, fractura de la encía, y mirarían a ver si le podían salvar un diente de los cuatro dientes de arriba. Bueno todo era reparable pero perder los dientes… así que todos clamamos por un milagro, <> Al día siguiente entró al quirófano, lo encomendamos al Médico Divino y esperamos. Después de una hora lo sacaron del quirófano y el milagro había ocurrido, le salvaron los cuatro dientes, no perdió ninguno ¡Gloria a Dios! Él atendió al clamor de Su pueblo. Ha estado un mes y una semana en recuperación, ha sido un poco doloroso pero tengo que decir que poco a poco se va recuperando, que el amor y las oraciones de todos mis hermanos hicieron que todo fuera más fácil.
Nos sentimos inmensamente agradecidos al Señor por Su amor y misericordia; por tener pastores, hermanos y amigos preciosos que estuvieron a nuestro lado todo el tiempo.
“Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos”
1ª de Tesalonicenses: 3. 12
Berta Bohórquez

En la mili

Yo, Luis Carlos, estaba en mis 18 años y hacía casi dos años había conocido a mi salvador Jesucristo.
Hasta ese momento todo era maravilloso y en mi humanidad estaba disfrutando de la vida cristiana, digo disfrutando porqué aún no había sido probado como nos lo dice Dios en su palabra; pues aquel momento no tardó en llegar.
Primeo fui reclutado para el servicio militar, algo que por supuesto no fue muy agradable para mi, si se tiene en cuenta que servir a mi país no era nada fácil ni lo es aún.
Los primeros días y meses que pasé allí fueron los más duros de mi vida y llegué a pensar que porqué me estaba sucediendo esto, ignoraba lo que Dios quería enseñarme, pero los momentos más difíciles llegaron después.
Afortunadamente estaba cubierto por la bendita gracia y misericordia de mi salvador.
Primer acontecimiento: Mi madre murió y lo consideré como una de las más duras pruebas.
En mis fuerzas era imposible sostenerme y vi como la mano de Dios me sostenía y me acariciaba tan bondadosamente.
Mi servicio militar lo estaba prestando en un lugar muy lejano de la familia, cosa que no ayudaba mucho en momentos tan poco buenos.
Mi padre se sentía muy solo pues aún no había conocido a Jesús; motivo por el cual solicito mi traslado a la ciudad donde estaba. Fue maravilloso como Dios respondió a esta petición, algo que por los medios humanos era casi imposible.
Previo a este traslado estaba por llegar la prueba más dura.
Había transcurrido casi cuatro meses de mi vida militar cuando perdí parte de mi dotación de guerra. Nuevamente pensé que querría decirme Dios con esto.
Es muy común tener allí un buen amigo con quien compartir felicidades y tristezas y fue precisamente mi amigo quien me sugirió recuperar ese material de una forma muy fácil, yo asombrado le pregunté de que se trataba esa sugerencia aunque en ese ambiente era de sospechar.
Mi sospecha resultó acertada, robar a otro como lo hicieron conmigo.
Gracias a Dios mis convicciones en el Evangelio eran firmes y ya estaba aprendiendo a confiar plenamente en Dios y sabía que él me ayudaría a salir del problema.
La respuesta para mi amigo fue: Tú sabes que yo soy un hijo de Dios y no puedo buscar atajos, ni comodines humanos.
Aunque no lo niego lo humano siempre quiere prevalecer sobre lo espiritual y más en el momento difícil por el que estaba pasando; dicho de otra manera la propuesta no era del todo descabellada, pues es el método más usado allí para salir de un problema.
Justamente esa semana anunciaron una revista del material de guerra, y las represalias para el que no tuviera ese material eran terribles.
“Para mi amigo la propuesta era la única alternativa”, para mí no lo era desde el punto de vista ético y moral y más en mi condición de hijo de Dios.
Yo le dije que mi Dios me sacaría victorioso de este asunto; aunque mi amigo al principio se mostró reacio terminó por hacer a un lado su propuesta.
Pasé dos días en oración pidiendo la respuesta por parte de Dios, y ya Dios me había dado indicio de quienes me habían robado. Una noche hablando con mí salvador, me confirmó quienes eran los causantes de todo esto; en efecto eran dos de mis compañeros. Pude sentir como Dios me hablaba tan hermosamente y me decía: Tranquilo Luís Carlos tu vencerás, los que robaron son “fulano y sótano”.
Me quedé anonadado por lo que Dios me había revelado, pero me dije, tengo las pruebas divinas y sobrenaturales, pero las pruebas naturales ¿Dónde están?¿En qué baso una acusación tan grave?.
¿Dios, que hago, como actuar de aquí en adelante si tan solo faltan unos días para la revista de mi material?, eran mis reacciones humanamente hablando, pero como Dios todo lo hace perfecto ya Él había preparado el resto del asunto.
Sin esperar abordé a los individuos y les dije de que me entregaran las cosas que me habían robado; uno de ellos reaccionó muy mal, en cambio el otro se sorprendió por la acusación, pero ni negó ni aceptó la acusación.
En la vida militar se establecen horas para ejecutar un hecho, y fue lo que yo hice. Les di 48 horas para que me entregaran mi material, pero tan solo habían transcurrido 24 horas cuando se presentó ante mi el comandante de estos dos soldados, sus palabras fueron que era muy grave lo que yo les había dicho a sus soldados y que si era consciente de lo que podía suceder si yo no demostraba con pruebas tal acusación, pero yo le respondí: sí tengo las pruebas pero no son para ustedes son para el Coronel y el Juez del batallón quienes determinarán este asunto.
Las cosas quedaron así y el tiempo corría más rápido de lo normal, faltaban 12 horas para vencer el plazo dado a los soldados cuando nuevamente se presentó ante mí el comandante de aquellos hombres. Lo que yo no me esperaba era una actitud tan humilde por parte de aquel hombre, pues en Colombia los militares con mando suelen ser arrogantes.
Cual sería mi sorpresa saber que este hombre era el artífice de aquellas circunstancias.
Él había perdido ese material y para recuperarlo contrató a estos soldados para que robaran a alguien y así suplir su necesidad.
Me pidió el favor que no lo denunciara a él ni a sus soldados porque él sabía lo que les podía acontecer.
En una actitud vergonzosa me devolvió el material. Y así pude ver la mano poderosa de mi Dios moviéndose de una manera muy especial.
Mi amigo se quedó asombrado y no podía creer como Dios había actuado tan eficazmente, la bendición final aún estaba por llegar. Pasé victorioso mi revista de armamento, luego de este hecho llegó la orden de mi traslado de un lugar feo y lejano donde me encontraba, a la ciudad donde vivían mi padre y mis hermanos y lo más importante pude reunirme nuevamente con mi familia en Cristo.

Luís Carlos

Dios escucha tu oración aunque estés medio dormida

Y esto es lo que me pasó a mí una noche, que después de un ajetreado día de trabajo tanto en el negocio familiar como en casa (con tres traviesos niños), me acosté exhausta. A media noche mi hija Raquel empezó a llorar, por lo que me levanté y fui a su habitación; la pobre no tenía consuelo y entre sollozos, me dijo que tenía un tremendo dolor de oído (tendría unos cuatro años más o menos). Yo, medio dormida como estaba, lo primero que pensé fue en orar al Señor para que le quitara el dolor. Le dije a la niña: "¿Quieres que ore al Señor para que te sane? Ella, con sus tremendos ojos azules llenos de lágrimas, movió su cabecita diciéndome que sí. Le puse la mano sobre el oído y comencé a orar. No sé como se lo pedí al Señor, pues la verdad es que, debido al sueño que tenía, no estaba para hacer una oración muy formal. El caso es, que cuando terminé de orar, mirándome fijamente, me dijo: "Ya no me duele". Yo casi no me lo podía creer. Y es que el Señor no deja de sorprenderme por la una y mil formas que tiene de obrar. ¡Es maravilloso nuestro Dios!
Así que le di un beso y me fui a dormir después de dejarla acostada y tranquilita; y las dos dormimos como lirones, después de haber dado gracias al Señor. ¡Bendito sea Su Nombre!

Maria Rosa Heredia

Oración contestada

Este relato me aconteció hace bastantes años, cuando en casa éramos siete personas (cuatro niños y tres adultos), y la lavadora trabajaba diariamente como mínimo dos veces y a toda pastilla; esto, hasta que un día dijo: ¡Basta!.
Imaginaros mi agobio, para mí era toda una tragedia; con pocos recursos hasta para repararla...y menos para comprar otra. Oré al Señor desesperada y la verdad es que no tenía mucha seguridad de que mi oración fuera contestada, pero ¡Gloria a Dios!, que puse en marcha la lavadora...y ¡funcionaba!. Y así estuvo trabajando por varios años más, para bendición mía. ¡Gracias Señor!

Mª Rosa Heredia

¿Y las sillas qué?

Cuando vinimos a Barcelona, tuvimos que acondicionar un poco la vivienda, pintándola y comprando algún mueble como: El dormitorio, una mesa, lámparas y alguna que otra cosa...hasta que se nos acabó el dinero. Yo había visto media docena de sillas pero valían quince mil pesetas, que en el año 1979 (que es la fecha del relato que estoy contando), era bastante dinero y no lo teníamos. Así que tuvimos que quedarnos con las que habían en la casa, que eran viejas y distintas unas de las otras. Pero, yo, cuando pasaba por la tienda, siempre miraba por si las habían vendido, y ¡allí estaban!.
Una tarde, en un culto entre semana (no recuerdo si era martes o viernes, poco importa), una hermana, que no sabía absolutamente nada del asunto se acercó a mí y me dijo: "El Señor me a puesto en el corazón, que te de esto"; y me metió un sobre en mi Biblia. Yo ni lo toqué; me quedé tan asombrada, que solo pude darle las gracias. Cuando fui a casa y abrí el sobre...ya podéis imaginar lo que había: ¡Quince mil pesetas!. ¡Ahí estaban mis sillas!, las que corrí el día siguiente a comprar. Dios siga bendiciendo grandemente a esa hermana.
¿Casualidad? No hay casualidades para los hijos de Dios.

Mª Rosa Heredia

Historia de unas chanclas

Una calurosa mañana de Agosto, íbamos mi esposo y yo a la playa para darnos un remojón y tomar un poco el sol. Estábamos en la estación de Gracia para ir a Castelldefels; cuando me dispuse a subir al tren, se me enganchó una de esas chanclas de plástico que se meten entre los dedos, cayendo entre el andén y la vía. Como la gente casi te metía al vagón a empujones, allí estaba yo medio estupefacta; el tren en marcha y una chancla sí y otra no. Así nos sentamos, y yo le comentaba a mi esposo el cómo iba a ir a la playa y luego volver a casa medio descalza; y en medio de mi agobio, una chica que estaba sentada frente a nosotros y nos estaba escuchando, además de verme con esa pinta, se dirigió a mí y me dijo que ella iba a Castelldefels a trabajar y que llevaba unas chanclas para ponérselas en el trabajo, que si no me importaba, ella me las dejaba.
Yo no salía de mi asombro y gratitud a Dios por su provisión en algo de tan poco valor, pero en ese momento, necesario para mí.
Yo acepté agradecidísima, y le dije que como podría devolvérselas; también le dije que éramos cristianos evangélicos, a lo que ella me contestó que también lo era, que en Bolivia (su tierra natal) asistía a la iglesia, pero que aquí no había podido hacerlo por no encontrar ninguna. Le di la dirección y el Domingo por la mañana estaba en la iglesia a la que acudió con regularidad cuando el trabajo se lo permitía, hasta que volvió a su tierra donde tenía esposo e hijos.
Ahora que estoy recordando aquel episodio, no puedo dejar de elevar una oración a Dios por esta hermana, que se dejó usar por el Señor de una forma tan simple, para bendecirme. ¿Casualidad? ¡No! No existen casualidades para los hijos de Dios.

Mª Rosa Heredia

sábado, 18 de julio de 2009

Deuda pagada

Esto le sucedió a una hermana mía. Ella tiene un corazón tan bueno que la admiro. Ella hizo de aval a una persona en un banco para un préstamo y pasa que esta persona nunca pagó. Pasaba el tiempo y la deuda seguía ahí y ella no podía pagarla, además no podía hacer nada porque esta deuda te impedía hacer cualquier transacción relacionada con bancos, y ella vivía un poco angustiada por ese motivo, pues pasaron los años, y ella empezó a orar con todo su corazón al Señor, y El en su misericordia hace cosas que no comprendemos. Fue al banco, para su sorpresa le dijeron que su cuenta estaba cancelada y que no debía nada. Es por eso que digo que para el Señor no hay nada imposible si nos disponemos a Él, porque ¿A quién más iremos si solo Él puede hacer de lo imposible lo posible?.
Dios cancela nuestras cuentas, aquí en la tierra y allá en el cielo.

Denis

Milagros del Señor

Cuando yo tuve la necesidad de alquilar un piso el Señor operó con su mano milagrosa. Sé que antes de yo clamar al Señor Él tenía preparado el piso, porque me puse a buscar y a buscar por todos los medios ya que era tan grande mi ansiedad por mi necesidad pero había un problema muy grande. Buscaba un piso, pero todo lo hacía por fe porque no tenía nada de dinero pues las persona que conocía de confianza no andaban bien económicamente, pero hasta el día de hoy no sé como el Señor obró ya que pude conseguir el dinero que necesitaba y coger el piso, y es por eso que cada vez confío más en mi Señor. Es verdad que a veces me angustio cuando llegan las dificultades, pero digo <> por eso ahora se lo digo todo a Él, porque hay cosas inexplicables que se ven tan imposibles que son ciertas.

Denis

No es casualidad.

Iba en el bus de camino a un examen, supongo que por estar distraída o nerviosa por el examen me pudieron meter la mano en el bolso y robarme el monedero con toda la documentación, (DNI, tarjeta sanitaria, dinero…).
El Señor me ayudó a renovar todos mis documentos, excepto uno, la tarjeta sanitaria, ya que siempre que la pedía me decían que no me llegaba porque había un error.
El Señor hizo un milagro y contestó de forma inmediata a mi necesidad dado que estaba orando por un trabajo, y no solo eso sino que justo el día en que necesitaba toda mi documentación para hacerme el contrato recibí una carta, ¿A que no sabéis lo que había dentro? Sí, el único documento que me faltaba.
Yo sé que no es casualidad, yo sé que eso lo hizo el Señor.

Cindy Chavarria

Gozo en medio del dolor

Hace bastantes años ya, mi hermana se quedó embarazada de su primer hijo, pero en una de las últimas ecografías que se hizo, le dijeron que tenían que provocarle el parto porque el niño no estaba bien. Recuerdo que una noche me quedé a dormir en su casa y que lloré amargamente porque oía a mi hermana decir como se movía su hijo dentro de su vientre. El saber que se estaba moviendo y que estaba sentenciado a morir, me tenía desconsolada.
Al final le provocaron el parto tal y como habían dicho los médicos, era una niña, nació viva pero tuvieron que ponerla enseguida en una incubadora dado a su estado de salud.
A los pocos días de nacer, llamaron a casa de mis padres de madrugada desde el hospital para decirnos que la niña había empeorado. Cuando llegamos al hospital, la niña ya había fallecido. Aquella noche nos quedamos en el hospital llorando la pérdida de mi sobrinita, hasta que por la mañana tuve que irme a trabajar. Todo el camino que hice desde el hospital al metro me lo pasé llorando, hasta que en ese momento pasó algo glorioso. Yo siempre guardaba la tarjeta del metro entre medio de las páginas de un librito (Pan diario) que llevaba en el bolso, esa mañana cuando fui a cogerla me fijé en lo que ponía en aquella página donde estaba la tarjeta, ponía como título Gozo en medio del dolor, seguí leyendo y ponía algo así como: Seca tus lágrimas porque el ser querido que acabas de perder, no está en la tumba sino en la presencia del Señor.
Os aseguro que después de haber leído estas palabras todo cambió en mí, la tristeza y el llanto desaparecieron por completo, lo que nadie hubiera conseguido Él lo consiguió en tan solo unos segundos, Él cambió mi tristeza en danza, aún en medio de la misma muerte.

Esther Cots

No hizo falta operarla

Cuando mi hija tenía un añito tuve que llevarla al médico porque siempre le lagrimeaban los ojos, después de hacerle las pruebas necesarias, le diagnosticaron glaucoma infantil. Recuerdo que yo me puse bastante mal y no dejaba de llorar porque me dijeron que tendrían que operarla, pero no solo una vez, sino que podría pasar hasta siete veces por quirófano.
Preparamos todos los trámites incluso ya tenía fecha para la operación.
El día que tenían que operarla mi marido no podía venir con nosotras porque no le daban permiso en el trabajo, pero recuerdo muy bien que antes de despedirnos me dijo: Ten fe Gina, ya verás como al final no va a hacer falta que la operen.
Cogí a mi hija y me la llevé al hospital para que la interviniesen, ya todo estaba preparado. Entraron a la niña en quirófano e incluso llegaron a anestesiarla para empezar con la operación, pero en ese momento algo pasó; la doctora salió de quirófano porque quería hablar conmigo << ¿Quién le ha dicho que su hija tiene glaucoma? Su hija no tiene nada, no tenemos que operarla.>>
Y así fue como el Señor respondió a la fe de mi esposo, ya que al final no hizo falta operarla tal y como él me había dicho.
Quizás si que la niña tenía glaucoma y el Señor quiso sanarla en ese momento para que no tuviesen que operarla, no lo sé, lo que si sé es que el Señor nos libró de ello, y que desde entonces no le han vuelto a lagrimear más los ojos, ni hemos tenido más problemas al respecto.

Gina Castro Torres

Encontré lo que yo estaba buscando

A finales de los años 60, yo tenía inquietudes por ir buscando las cosas del Señor, no sé como, pero yo sabía que Dios existía. Rondaba entre los doce y trece años de edad cuando empezaron a venirme estás inquietudes, hasta que llegó felizmente Marzo de 1971 cuando empecé a ir a la Iglesia Evangélica del pueblo de Villena (Alicante), y allí después de aproximadamente once años, encontré lo que yo estaba buscando a través de la predicación de la palabra de Dios.
Dice la Escritura, que la Fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios, y esa fue una gran verdad que yo pude experimentar en mi vida.

Antonio Gual Sauco

Gracias por mis hijos

Cuando yo era joven siempre tuve problemas con la menstruación; por eso mi abuelo que era “curandero” me mandaba tomar muchas cosas para el dolor. Un día vino el médico a casa y me dijo que yo no podría tener hijos debido a una deformidad de mis ovarios; en aquel entonces tenía 20 años (me acuerdo que estaba estudiando en la universidad de Filipinas, ciudad donde nací y me crié).
En 1983-84 vine a España por primera vez, después de unos años conocí al hombre que me llevó a conocer el camino de la verdad, ese hombre es el que Dios me ha regalado y ahora es mi marido.
En el año 1993 me casé, y en 1995 tuve a mi hijo Kemuel; siete años después, tuve a la niña. Antes de que naciera Noemí, Kemuel oraba mucho porque quería tener un hermanito o una hermanita, pues se sentía muy solo. Alguien de la iglesia me dijo que Dios había contestado la oración de Kemuel, porque Dios también escucha las oraciones de los niños.
Por eso cuando tenemos al Señor en nuestras vidas todo lo que le pedimos Él nos lo puede dar porque para Él no hay nada imposible.

Sally Marasigán Castro

lunes, 15 de junio de 2009

UNA LLAMADA A TIEMPO




Hace 11 años di mi paso de fe y acepté al Señor. Es la mejor decisión que he tomado en mi vida, pero en este caminar, a veces pasamos por desiertos en el que no sientes nada y eso me entristecía, temía dejar de amar al Señor y apartarme de El. En ese sentimiento de angustia, sentada en mi sofá, me puse a llorar y le dije al Señor “Por favor no me sueltes, ni dejes que me aparte de ti. En ese preciso momento, recibí una llamada de una hermana de mi iglesia y me dice: pon la radio, en una emisora cristiana te he dedicado una canción. Así que me levanté puse la radio y escuché que el locutor dijo: Esta canción va dedicada a Valeria de Anita (gracias Anita, Dios te usó en ese momento), y de repente empezó a sonar la canción y hablaba de aquel versículo que encontramos en Romanos 8:38. ¿Quién nos separará del amor del Señor?, ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada, nos podrá separar del Amor del Señor.
Que hermosas palabras!!! El mismo Señor respondía mi oración
Seguro que nadie más sabía lo mal que me sentía ese día, solo El.
¿A caso fue casualidad, que en ese mismo momento que clamaba al Señor sonara el teléfono, me dedicaran una canción y además esa canción hablara de aquello que le clamaba a Dios? No, casualidad, no, fue la mano de Dios. Gracias Señor.

Valeria Arévalo Zúñiga