domingo, 19 de julio de 2009

En las manos de Dios

Todo empezó hace ya unos meses atrás, a cerca de unos 158 soldados aproximadamente y la mayoría de ellos con más tiempo que yo. A mí y a unos cuatro más nos seleccionaron para el carné de conducir militar; era algo inesperado y un milagro porque todo esto va por antigüedad.
Pasado el examen teórico el cual aprobé gracias a Dios, nos enviaron a la base de Sant Clemente, cerca de Figueres. Allí teníamos que sacarnos el carné en un mes (el práctico), pasaban los días y no veíamos el dinero de las dietas por ningún lado; al estar comisionados allí, el dinero se me acabó y tenía que pagar comida, desayuno y cena. El brigada que estaba al mando de la comida nos dijo que no nos preocupásemos que nos la descontarían de las dietas, no hacía falta pagar de inmediato, (eso fue otro milagro), pero unos de los mejores fueron los siguientes: fui a Barcelona para estar el Domingo en la iglesia, esa misma tarde tendría que volver en tren, más un taxi hasta la base, y seguía sin tener dinero, oré a Dios en el culto desde mi corazón diciendo:<< Tú sabes todas las cosas y el motivo de mi problema, Tú me pusiste en el curso y sé que no me dejarás, en Tus manos pongo mi necesidad, Tú lo sabes, amén.>> Al finalizar el culto estaba hablando con mi novia, nadie sabía la necesidad que pasaba, pero Dios ya sí, de repente una hermana me llevó a parte de la mano y me dio algo de dinero, no lo quise aceptar pero me dijo que lo sentía en su corazón el dármelo, entonces reconocí que Dios obraba otro milagro más en mi vida, le expliqué a esa persona mi necesidad y como Dios la había usado para darme ni más ni menos el dinero que me hacía falta para ir a la base y volver para el Domingo siguiente.
Debido a ese momento empecé a ayunar por las mañanas a orar y buscar más el rostro de Dios en Su Palabra.
Un cabo primero de Sant Clemente, un hombre robusto y mayor, siempre que conducía sabía sacar algún defecto en mi conducción y como consecuencia de esto me daba golpes en la cabeza, pero a partir del momento del ayuno y acercarme más a Dios, todo cambió, se llenó de paz y hasta decía a sus superiores que era de los que mejor conducía.
Más adelante pedí al Señor que tenía carga por la gente de España y quería darles testimonio, el Señor me permitió días antes de los dos exámenes finales, compartir testimonio con dos compañeros míos. Uno de ellos se me burlaba, pero no pasaba nada, simplemente le dije que oraré más por él; el otro sabía ya del mensaje, pero no creía en Él. Al final entusiasmado me dijo que visitaría mi iglesia (Después de que hablamos de que Dios era más que alguien lejano, era mi Dios). Doy gracias a Dios por haberme brindado la oportunidad de hablarles. Horas más tarde me encontré con una creyente más, en su iglesia había división, mientras hablábamos oré por ella y sus hermanos, orad también por ella a más a más pasa un momento delicado, se llama Nayara.
Esta experiencia me enseñó que Dios tiene Su pueblo preparado en este lugar.
Finalmente llegó el día del examen, me puse en las manos de Dios y… aprobé mi examen. Al fin lo conseguí, ya tengo el carné de coche.

Ramón Frizat Álvarez

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