domingo, 19 de julio de 2009

El poder de la oración

Y orad unos por otros para que seáis sanados;
La oración eficaz del justo puede mucho.
Santiago: 5: 16

El 18 de Julio del 2007, mi hijo y yo nos levantamos pronto para ir a nuestros respectivos trabajos; hicimos nuestro devocional, desayunamos y salimos juntos, Él cogió su bicicleta y yo me despedí y me fui a coger el metro; hacía unos 15 minutos que nos habíamos separado y estaba saliendo del metro, cuando mi móvil sonó, contesté, y al otro lado una señora me preguntaba, << ¿Berta Bohórquez? >> sí contesté, ¿Es usted la madre de Camilo? Sí, volví a contestar. Me dijo <>. ¡Oh! Dios mio, ¿Dónde está mi hijo?, << en la calle República Argentina, frente al Caprabo>> gracias, voy para allá inmediatamente.
Cogí un taxi mientras mis pensamientos iban de allá para acá.
¡Dios mío que habrá pasado! El taxista hizo lo que pudo por llegar rápido y así fue. Cuando llegué vi a mi hijo sentado con una bolsa de hielo en la boca y mucha sangre; también varias personas que me preguntaban si yo era su madre.
Ya habían llamado a la ambulancia y a la policía, me acerqué a mi hijo y le dije ¿Hijito cómo estás? él estaba consciente, no sabía exactamente que le había pasado, su boca sangraba y tenía un diente roto en su mano. Lo primero que me dijo; <>, ¡Qué maravilla! En medio de la incertidumbre de no saber el alcance del accidente ni que le había pasado, él tenía claro que los primeros auxilios venían del cielo, orar hablar con Dios, si Él tenía el control, todo iría bien. Ni un cabello de su cabeza caería sin que Él lo permitiera, así que en medio de la gente que nos rodeaba, nos tomamos de la mano y nos pusimos en sus manos. Confiamos a Ti nuestras vidas Señor tuyos somos. El siguiente paso que hice fue llamar a mis pastores para que también orasen por nosotros, y a partir de ahí, vino la ambulancia, me hicieron muchas preguntas y nos llevaron al hospital. Cuando lo entraron a urgencias, a mí me mandaron a la sala de esperar, en este tiempo pensé que la vida de una familia puede cambiar en un momento, la vida no nos pertenece, ni la de nuestros hijos; pero que precioso era saber que pertenecía a la familia de la fe, que en ese momento la voz se iba pasando a través de llamadas y mensajes de unos a otros, orar por Camilo, ha tenido un accidente, y empezaron a llamar mis pastores, hermanos… Berta estamos orando por vosotros ¿Cómo estáis? ¡Oh Dios mío que paz!, que alivio, no estábamos solos, las voces de Su pueblo estaban delante de Dios clamando por nosotros, y Dios intervino, no se hizo esperar ya que el parte médico fue: labio roto, fractura de la encía, y mirarían a ver si le podían salvar un diente de los cuatro dientes de arriba. Bueno todo era reparable pero perder los dientes… así que todos clamamos por un milagro, <> Al día siguiente entró al quirófano, lo encomendamos al Médico Divino y esperamos. Después de una hora lo sacaron del quirófano y el milagro había ocurrido, le salvaron los cuatro dientes, no perdió ninguno ¡Gloria a Dios! Él atendió al clamor de Su pueblo. Ha estado un mes y una semana en recuperación, ha sido un poco doloroso pero tengo que decir que poco a poco se va recuperando, que el amor y las oraciones de todos mis hermanos hicieron que todo fuera más fácil.
Nos sentimos inmensamente agradecidos al Señor por Su amor y misericordia; por tener pastores, hermanos y amigos preciosos que estuvieron a nuestro lado todo el tiempo.
“Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos”
1ª de Tesalonicenses: 3. 12
Berta Bohórquez

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