sábado, 18 de julio de 2009

Gracias por mis hijos

Cuando yo era joven siempre tuve problemas con la menstruación; por eso mi abuelo que era “curandero” me mandaba tomar muchas cosas para el dolor. Un día vino el médico a casa y me dijo que yo no podría tener hijos debido a una deformidad de mis ovarios; en aquel entonces tenía 20 años (me acuerdo que estaba estudiando en la universidad de Filipinas, ciudad donde nací y me crié).
En 1983-84 vine a España por primera vez, después de unos años conocí al hombre que me llevó a conocer el camino de la verdad, ese hombre es el que Dios me ha regalado y ahora es mi marido.
En el año 1993 me casé, y en 1995 tuve a mi hijo Kemuel; siete años después, tuve a la niña. Antes de que naciera Noemí, Kemuel oraba mucho porque quería tener un hermanito o una hermanita, pues se sentía muy solo. Alguien de la iglesia me dijo que Dios había contestado la oración de Kemuel, porque Dios también escucha las oraciones de los niños.
Por eso cuando tenemos al Señor en nuestras vidas todo lo que le pedimos Él nos lo puede dar porque para Él no hay nada imposible.

Sally Marasigán Castro

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