sábado, 18 de julio de 2009

No hizo falta operarla

Cuando mi hija tenía un añito tuve que llevarla al médico porque siempre le lagrimeaban los ojos, después de hacerle las pruebas necesarias, le diagnosticaron glaucoma infantil. Recuerdo que yo me puse bastante mal y no dejaba de llorar porque me dijeron que tendrían que operarla, pero no solo una vez, sino que podría pasar hasta siete veces por quirófano.
Preparamos todos los trámites incluso ya tenía fecha para la operación.
El día que tenían que operarla mi marido no podía venir con nosotras porque no le daban permiso en el trabajo, pero recuerdo muy bien que antes de despedirnos me dijo: Ten fe Gina, ya verás como al final no va a hacer falta que la operen.
Cogí a mi hija y me la llevé al hospital para que la interviniesen, ya todo estaba preparado. Entraron a la niña en quirófano e incluso llegaron a anestesiarla para empezar con la operación, pero en ese momento algo pasó; la doctora salió de quirófano porque quería hablar conmigo << ¿Quién le ha dicho que su hija tiene glaucoma? Su hija no tiene nada, no tenemos que operarla.>>
Y así fue como el Señor respondió a la fe de mi esposo, ya que al final no hizo falta operarla tal y como él me había dicho.
Quizás si que la niña tenía glaucoma y el Señor quiso sanarla en ese momento para que no tuviesen que operarla, no lo sé, lo que si sé es que el Señor nos libró de ello, y que desde entonces no le han vuelto a lagrimear más los ojos, ni hemos tenido más problemas al respecto.

Gina Castro Torres

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