Cuando tenía veintiocho años, me quedé embarazada de mi cuarto hijo. Y no fui la única, pues en mi iglesia, dos hermanas más, también estaban en estado de buena esperanza. Y como las tres teníamos mayormente niñas, en nuestras oraciones de damas le pedimos al Señor que nos diera varoncitos. Pasaron los meses, y cuando las tres estábamos cerca del alumbramiento, un sábado por la noche, tuve un sueño y vi a dos bebés preciosos que venían hacia mí, y detrás, uno más pequeñín (pues a una de las hermanas le faltaba más tiempo -como dos meses); venían como flotando por el aire y los tres eran varones.
Fue algo tan real, que el domingo, cuando fui a la iglesia le dije a las hermanas: "El Señor ha oído nuestras oraciones y nos va a dar tres varones".
Y así fue, a los pocos meses, fueron naciendo; el primero fue mi hijo Juan José: El 12 de agosto de 1975; el día 14 del mismo mes, fue Set; y dos meses después, el 10 de octubre, nació Elías.
Damos gracias a Dios por haber respondido a nuestra oración y habernos dado unos hijos tan preciosos, que ahora, hechos ya unos hombres, son unos santos varones de Dios. ¡A Él sea toda la gloria!
Mª Rosa Heredia
Fue algo tan real, que el domingo, cuando fui a la iglesia le dije a las hermanas: "El Señor ha oído nuestras oraciones y nos va a dar tres varones".
Y así fue, a los pocos meses, fueron naciendo; el primero fue mi hijo Juan José: El 12 de agosto de 1975; el día 14 del mismo mes, fue Set; y dos meses después, el 10 de octubre, nació Elías.
Damos gracias a Dios por haber respondido a nuestra oración y habernos dado unos hijos tan preciosos, que ahora, hechos ya unos hombres, son unos santos varones de Dios. ¡A Él sea toda la gloria!
Mª Rosa Heredia