sábado, 18 de julio de 2009

Gozo en medio del dolor

Hace bastantes años ya, mi hermana se quedó embarazada de su primer hijo, pero en una de las últimas ecografías que se hizo, le dijeron que tenían que provocarle el parto porque el niño no estaba bien. Recuerdo que una noche me quedé a dormir en su casa y que lloré amargamente porque oía a mi hermana decir como se movía su hijo dentro de su vientre. El saber que se estaba moviendo y que estaba sentenciado a morir, me tenía desconsolada.
Al final le provocaron el parto tal y como habían dicho los médicos, era una niña, nació viva pero tuvieron que ponerla enseguida en una incubadora dado a su estado de salud.
A los pocos días de nacer, llamaron a casa de mis padres de madrugada desde el hospital para decirnos que la niña había empeorado. Cuando llegamos al hospital, la niña ya había fallecido. Aquella noche nos quedamos en el hospital llorando la pérdida de mi sobrinita, hasta que por la mañana tuve que irme a trabajar. Todo el camino que hice desde el hospital al metro me lo pasé llorando, hasta que en ese momento pasó algo glorioso. Yo siempre guardaba la tarjeta del metro entre medio de las páginas de un librito (Pan diario) que llevaba en el bolso, esa mañana cuando fui a cogerla me fijé en lo que ponía en aquella página donde estaba la tarjeta, ponía como título Gozo en medio del dolor, seguí leyendo y ponía algo así como: Seca tus lágrimas porque el ser querido que acabas de perder, no está en la tumba sino en la presencia del Señor.
Os aseguro que después de haber leído estas palabras todo cambió en mí, la tristeza y el llanto desaparecieron por completo, lo que nadie hubiera conseguido Él lo consiguió en tan solo unos segundos, Él cambió mi tristeza en danza, aún en medio de la misma muerte.

Esther Cots

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